Antes de acabar un 2024 muy importante para la Casa Real, el Banco de España ha querido hacer públicos los nuevos retratos de los Reyes que ya cuelgan de los muros de su Colección. Unas imponentes fotografías realizadas en el Palacio Real por la prestigiosa fotógrafa Annie Leibovitz, que ven la luz nueve meses después de que se realizaran y que muestran a don Felipe y doña Letizia como nunca los habíamos visto en los que son sus instantáneas más artísticas, espectaculares y diferentes y que ya son parte de la historia.
La expectación ha sido máxima ante el estreno de estas imágenes cargadas de detalles . Si bien son dos fotografías, en este caso se trata de un gran díptico. Cada instantánea tiene unas dimensiones de 223,52 x 170,18 cm. El trabajo ha sido impreso en Estados Unidos con tintas de secado UV sobre lienzo de poliéster imprimado que le fueron encargadas a Leibovitz en el año 2023 y ya son uno de los conjuntos más significativos que componen la galería de retratos oficiales de la Colección del Banco de España. En octubre de 2022, el Banco de España inició el proceso para el encargo del reato de los monarcas españoles que concluyó, casi un año después, con la selección de la artista estadounidense.
Esta colección representa la historia de la institución desde su creación como Banco San Carlos en 1782 hasta el día de hoy e incluye retratos de todos los monarcas que han reinado desde entonces. Annie Leibovitz fotografió a los Reyes el 7 de febrero de 2024 en el Palacio Real en una jornada donde el edificio se cerró al público. La sesión duró desde las once de la mañana hasta las cinco de la tarde y hubo un tiempo rpara comer. “La Reina llegó un poco antes que el Rey y el ambiente fue distendido, ya que se concoían, y aunque la sesión fue intensa, también fue tranquila”, ha contado Yoanda Romero, conservadora del Banco de España. Con Leibovitz hubo cinco personas de su equipo en una sesión donde se hicieron cientos de tomas y donde ella eligió esta localización expresamente. También se barajaron otras opciones como el Banco de España y los exteriores del Palacio Real, per el salón Gasparini encandiló a la retratista quien quedó impresionada por la decoración de esta sala. La autora ha trabajado de forma “muy meticulosa , ha hecho muchas pruebas” y ha decidido todo el proceso de creación, “hasta los marcos”, ha indicado Romero. La cámara usada ha sido digital y está previsto que tanto ella como los Reyes visitan el Banco de España para ver estos retratos más adelante.
El coste de este trabajo ha sido 137.000 euros y los derechos de imagen son compartidos entre el Banco de España y Leibovitz. Fue la agente de la artista, Karen Mulligan, la que firmó el contrato el 23 de septiembre de 2023. El 20% de esta cantidad se entregó en el momento en que se acordó y el 80% lo ha recibido con la aceptación final y entrega de la obra.
Tanto don Felipe como doña Letizia posan en el Salón Gasparini del Palacio Real, uno de los más representativos del conjunto palaciego, que está abierto al público. En origen, en esta cámara era donde los soberanos españoles se vestían y recibían las audiencias. Así que no es de extrañar el primor con el que Carlos III quiso decorarla, encargando los diseños para todos y cada uno de los elementos decorativos a su pintor de cámara, Mattia Gasparini, a quien hizo venir con él desde Nápoles. Tal fue su importancia que se bautizó esta estancia con el nombre del artista italiano. Esta sala es una de las más espectaculares del Palacio Real, con una profusa decoración barroca de lo más característica y ha llegado hasta nuestros días prácticamente sin ningún retoque.
Los Reyes no aparecen juntos en las imágenes, sino por separado, como es tradición en este tipo de retratos del Banco de España. Don Felipe, viste el uniforme de gran etiqueta de Capitán General del Ejército de Tierra, una vestimenta con la que aparece en otros muchos retratos oficiales. El Rey porta guerrera azul marino con botones dorados, el fajín rojo como jefe supremo de los Ejércitos, un rango que, tal y como establece la Constitución, adquiere el Rey como jefe de Estado. Desde el siglo XVI la faja militar española es de color rojo, cuando los Tercios combatían en los campos de batalla europeos. Se anuda con un lazo en el lado izquierdo, es de seda y se lleva en la cintura, por encima de la guerrera. Del lazo caen sus dos extremos que rematan en dos grandes borlas doradas, encima de las cuales se colocan tantos entorchados (es un bordado de hojas encadenadas, característico de los generales) como estrellas de cuatro puntas lleva en el que porta el fajín. En el caso de los capitanes generales, como don Felipe, son cinco.
Las condecoraciones del Rey
Del cuello del monarca cuelga la insignia del Toisón de Oro con el vellocino, el collar de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III que sirve para “recompensar a los ciudadanos que con sus esfuerzos, iniciativas y trabajos hayan prestado servicios eminentes y extraordinario a la Nación”. Sobre el pecho, la banda de seda azul celeste de esta misma orden y otras distinciones como la Gran Cruz al Mérito Militar, o la Gran Cruz al Mérito Naval. Es la uniformidad militar de mayor relevancia con la que Felipe VI, además de mostrarse como jefe de los tres Ejércitos, se muestra en su faceta más majestuosa.
El Rey posa en el centro del Salón Gasparini con una de las manos apoyadas en la mesa redonda central que preside, que ya pertenece al periodo isabelino, habiendo sido diseñada y realizada en Roma. Está flanqueado por dos magníficas sillas de madera finas y bronces. También se aprecia el reloj El Pastor, una joya dieciochesca de Patrimonio Nacional, uno de los espejos, la chimenea francesa y la lámpara de araña, una pieza soberbia encargada por Fernando VII. Estos elementos nos traen los atributos del retrato clásico oficial tan diferentes de los atributos elegidos para la Reina.
Don Felipe también llevó a la sesión, tal y como ha revelado Yolanda Romero, conservadora del Banco de España, dos vestimentas más: chaqué y frac y posó con ellas para la autora, quien finalmente se decantó por el uniforme que le define como jefe de los tres Ejércitos y las máximas condecoraciones.
La imagen más sofisticada de la reina Letizia
Por su parte, doña Letizia posa en la zona del Salón Gasparini más cercana a los ventanales con un vestido largo negro de escote palabra de honor con drapeados y bajo realzado con tul de Cristóbal Balenciaga. Se trata de una pieza de los años 40 cedida por la Fundación Antoni de Montpalau. Cayendo sobre sus brazos una espectacular capa fucsia que se vio en una exposición previa sobre el maestro de Guetaria en el Museo Thyssen y que pertenece a los años 60. La Reina aparece con magníficas joyas, los pendientes de chatones del lote de pasar que ha llevado en muchos actos públicos. Están compuestos por un par de diamantes con talla orla montados en garra, rodeados de piedras más pequeñas que pertenecieron a la reina Victoria Eugenia y después a la reina Sofía.
En su cuello, el collar de chatones que también perteneció a la reina Victoria Eugenia y que ella llevó por primera vez en octubre de 2019 durante la entronización de Naruhito de Japón. Se trata de un regalo de bodas que Alfonso XIII realizó a su esposa y que está firmado por Ansorena, compuesto por 30 chatones y valorado en aquel entonces en 175.000 pesetas. Con el tiempo, la pieza fue incrementando su valor, ya que cada vez que el monarca le hacía un regalo a su mujer, añadía un diamante hasta que tal fue su longitud que Victoria Eugenia le acabó dando dos vueltas. Finalmente, la bisabuela del rey Felipe dividió la joya en dos partes, una más larga que dejó en herencia a su hijo don Juan y que formaba parte de las joyas de pasar y otro más pequeño que le correspondió al infante don Jaime.
Además de estas importantes alhajas del joyero real, la Reina luce en el dedo índice de su mano izquierda, el anillo El amor todo lo mueve que desde primeros de 2023 prácticamente no se ha quitado y lleva en casi todos sus actos oficiales. Ha querido inmortalizarse con él en una imagen que permanecerá durante los siglos venideros. Se trata de una pieza en oro amarillo de 18 quilates realizado por orfebres italianos y cuyo precio es de 915 euros. La pieza tiene grabado: “Amor che tutto move (El amor todo lo mueve), una cita inspirada en la última frase de La divina Comedia de Dante Alighieri.
Doña Letizia posa de medio lado, pero con la mirada fija en el objeto de Annie Leibovitz, en el que es una de sus imágenes más glamurosas y sofisticadas. Hacía muchos años que no se la veía con un escote palabra de honor y no es habitual que use capa como la que ha usado en esta sesión. El cabello está peinado con raya al lado y ligeras ondas que le dan un aspecto old Hollywood, digno de la mejor alfombra roja. No hay duda que la fotógrafa ha sabido captar toda su belleza y atractivo.
A pesar de su porte, del escenario en el que ha sido fotografiada y de llevar las joyas reservadas a las reinas de España, doña Letizia, a diferencia de otros retratos oficiales de Casa Real en los que aparece vestida de gala, en esta ocasión no porta ninguna de las diademas del joyero real, ni ninguna condecoración (a diferencia del Rey), con lo que la obra se desprende de ese halo de majestuosidad que suelen inspirar otros tipos de imágenes de la Reina.
La petición de Annie Leibovitz a los Reyes
La conservadora Yolanda Ramos ha aclarado que fue Annie Leibovitz la que pidió a los Reyes que vistieran de gala, pero fueron ellos los que decidieron qué prendas usar. La única condición que puso la entidad bancaria es que el traje elegido por doña Letizia no hubiera sido usado en ningún otro retrato oficial. También señala que la sesión duró seis horas que se desarrolló en un ambiente distendido y que hubo tiempo para la comida. La fotógrafa inmortalizó a los Reyes de diversas maneras, “tuvo libertad total” cuenta la historiadora del Arte y fue ella la que decidió que de las miles de tomas que hizo estas fueran las elegidas. También fotografió a doña Letizia con diadema y con la banda celeste de la Orden de Carlos III, unas imágenes que finalmente no han visto la luz.
Para la conservadora, Leibovitz “ha sabido recoger en estas piezas las tradición, renovándola, del retrato institucional español. Encontramos en su composición alusiones al Velázquez retratista de la corte y a Las Meninas con la puerta del final abierta y unas obras envolventes y muy pictóricas”. Además de inspirarse en los grandes maestros de la pintura española, la artista se ha fijado en los cuadros que Carmen Laffón pintó de los reyes Juan Carlos y Sofía. “Lo primero que nos impacta de las fotografías reales de Leibovitz es la irrupción de la Reina en el espacio real. Una sensación que se refuerza por el tamaño de las imágenes y por la propia escenografía envolvente de la localización elegida”.
La composición en díptico de este retrato permite analizar la secuencia en dos partes: en la primera, el rey Felipe VI viste el uniforme de gala, lo rodean todos los elementos del retrato clásico como son el espejo, la mesa, una soberbia lámpara de araña o el reloj. En la segunda, la reina Letizia entra en la cámara, inundada de luz natural, despojada de los atributos que señalarían su grande (la diadema y la banda de Carlos III), sin necesidad de recurrir a ningún elemeno propio de los retratoss de aparato, entre los que el Rey posa con absoluta naturalidad. Leibovitz consigue aplicar el protocolo, pero minimizar el aparato, inspirándose en la tradición del retrato español. Son, para Yolanda Romero, “dos imágenes contundentes pero próximas, regias pero humanas y, por encima de todo, artísticamente intereseantes e históricamente relevantes”.
Unas fotos que forman parte de una exposición
Será este miércoles cuando el público podrá ver estas nuevas imágenes, que junto con la del exgobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, pasan a formar parte de la galería de efigies de la entidad. Es la primera vez que el medio utilizado para estos retratos es la fotografía y forman parte de la exposición titulada La tiranía de Cronos, donde también se podrán observar una selección de relojes y obras de la Colección, realizadas por artistas de diversas procedencias y momentos históricos, que cuestionan y transgreden la concepción hegemónica del tiempo en las sociedades capitalistas. Cuando finalice esta muestra, estos retratos pasarán a estar colgados en las paredes de la Sala del Consejo de Gobierno del Banco de España.
Como decíamos, las nuevas obras de Annie Leibovitz pasarán a engrosar la galería de retratos oficiales, que refleja de manera casi ininterrumpida la historia de la institución, desde la creación del Banco de San Carlos en 1782 hasta nuestros días. Además de los retratos de directores, gobernadores y ministros de Hacienda, también están representados los diferentes monarcas que han reinado a lo largo de estos tres siglos, desde Carlos III, Carlos IV y María Luisa de Parma, a los reyes Juan Carlos y Sofía. A nivel artístico, la galería de efigies del Banco de España es una de las mejores que existen para estudiar la evolución del retrato oficial en España, desde los tiempos de la Ilustración.
Antes que la fotógrafa estadounidense, muchos de los grandes retratistas que han trabajado en nuestro país, empezando por Francisco de Goya, autor de los seis primeros encargados por el Banco de San Carlos, continuando por Vicente López o, más recientemente, artistas como Isabel Quintanilla o Carmen Laffón, han podido captar a monarcas españoles. Estos magníficos retratos son el colofón a uno de los grandes años para la monarquía española de los últimos tiempos. Don Felipe ha cumplido diez años como soberano y 20 de su matrimonio con la reina Letizia.
Las otras fotografías legendarias de Annie Leibovitz
La fotógrafa de 75 años tiene como lema: “Que mis retratos resistan el paso del tiempo”, algo que en este caso así será. Además de trabajar para grandes publicaciones internacionales, es autora de algunas de las imágenes más icónicas del siglo XX como la de John Lennon y Yoko Ono abrazados o el desnudo de Demi Moore embarazada. Legendarios son sus trabajos de Isabel II de Reino Unido que cuelgan en la National Portrait Gallery de Londres.
Los Reyes conocen a Annie Leibovitz desde hace años. En 2013 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, donde en su discurso de agradecimiento dijo de su profesión: “Para mí, la fotografía representa la vida misma. Nos permite mostrar a otros lo que vemos, las cosas que nos fascinan y las personas o lugares que amamos y apreciamos”.