Los nuevos e imponentes retratos de los Reyes ya forman parte de la historia. Se realizaron el 7 de febrero y han tardado nueve meses en salir a la luz, pero la espera ha merecido la pena. La legendaria fotógrafa Annie Leibovitz ‘buscó’ a Felipe VI y a doña Letizia tras la corona para contar una historia y en las imágenes, en las que aparecen como si estuvieran posando para un cuadro, además de majestuosidad, hay vida, hay emoción, lenguaje gestual y expresión auténtica. No son fotos oficiales, son dos obras de arte las que cuelgan de los muros de la Galería de Retratos del Banco de España. Dos retratos espectaculares, diferentes y perfectos para cerrar un 2024 histórico en el que los Reyes han cumplido diez años de reinado y veinte de matrimonio.
Las fotografías sustituyen por primera vez en la historia de la entidad al retrato pictórico. Asimismo, también es la primera vez que el encargo recae en una artista extrajera, con el plus de que, al ser mujer, se equilibra más la presencia de creadoras en esta sección de la colección. Son imágenes, pero con un guiño a la tradición del ‘caballete’ español en su composición.
La reina, en el espacio real
Según Yolanda Romero, conservadora del Banco de España, encontramos “alusiones al Velázquez retratista de corte”. El espectador se siente partícipe de la escena, podemos entrar en el cuadro… Y lo que primero «nos impacta» es que Leibovitz “ha creado una escena donde quien mira asiste también al acontecimiento: la irrupción de la Reina en el espacio real”. Una sensación que se refuerza por el tamaño de las imágenes (223,52 x 170,18 cm cada una) “y por la propia escenografía envolvente de la localización elegida: el salón de Gasparini del Palacio Real de Madrid”. Le encantó a Annie Leibovitz, frente a la opción de otros salones o incluso de los exteriores de palacio, y los Reyes dijeron ‘sí’. Era la cámara donde recibían los soberanos españoles y fue decorada en su conjunto por Mattia Gasparini, el pintor de cámara de Carlos III, llamando la atención sus paredes vestidas con seda bordada con hilo de plata sobre dorado.
El rey, rodeado de todos los elementos clásicos
En este retrato real compuesto en díptico vemos a doña Letizia en ‘movimiento’, entrando en la cámara, y al Rey apoyado sobre una mesa isabelina y rodeado de todos los elementos clásicos: la lámpara de araña encargada por Fernando VII; el reloj del Pastor, sobre la chimenea y ante el espejo, que fue adquirido por Fernando VI —el tiempo vuelve a estar presente en la Galería de Retratos y una línea invisible vincula a Leibovitz con el primer retratista del banco: Goya—, y la puerta abierta flanqueada por cortinajes, que nos ‘lleva’ a Las Meninas.
Según Yolanda Romero, sin necesidad de recurrir a ningún elemento propio de los retratos de aparato, la Reina aparece “inundada de luz natural” y “despojada de los atributos que señalarían su grandeza”, como la tiara de Flor de lis o la banda de Carlos III, porque no son necesarios “en ese proceso de entronización fotográfica que opera Leibovitz para proclamar su majestad”. Bien es cierto que doña Letizia fue fotografiada con ambas (tiara y banda) durante la sesión, que duró unas seis horas, desde las 11:00 hasta las 17:00, con tiempo para un almuerzo relajado, aunque finalmente fueron descartadas por la artista. Porque ha sido Leibovitz, según la conservadora del Banco de España, la que decidió cuáles serían las imágenes que pasarán a la historia. Dos obras “muy pictóricas, envolventes, realizadas en tela, impresas en Estados Unidos y de edición única”.
‘Regias, pero humanas’
Y concluye Romero: “La artista, añade, ajusta su mirada y su cámara en un complejísimo equilibrio inspirándose en la tradición del retrato español en su edad de oro, de Velázquez a Goya. Es evidente que la fotógrafa sabe a quién está retratando y en qué momento de la historia, pero también desea que, en una sola mirada, lo sepa también el espectador. Es una combinación que consigue calibrar en dos imágenes contundentes, pero próximas; regias, pero humanas, y, por encima de todo, artísticamente interesantes e históricamente relevantes”.
Doña Letizia mira directa y con confianza a la cámara, mientras que el Rey desvía la suya, en un momento de intimidad. Todo ello sumado al valor estético del escenario y la atención a los detalles como la luz, las joyas, el vestuario, las joyas…
Conexión con la reinas Victoria Eugenia y Doña Sofía
La Reina lleva un vestido negro de tul de seda plisado con escote palabra de honor y una capa-abrigo de gala en seda rosa, diseño de Cristóbal Balenciaga, que fueron cedidos para la sesión de fotos por la Fundación Antoni de Montpalau. El traje es del año 1948 y perteneció a María Junyent, hija del pintor, escenógrafo y coleccionista Oleguer Junyent, los dos vecinos del taller de Balenciaga, en Barcelona. Y la capa, de 1962, fue confeccionada para la ceremonia de la boda de Juan Carlos de Borbón y Sofía de Grecia (14 de mayo, Atenas) y perteneció a María del Carmen Ferrer-Cajigal de Robert, condesa de Torroella de Montgrí y marquesa de Robert, que la estrenó ese día.
Complementando el conjunto, doña Letizia aparece con magníficas joyas: los pendientes de chatones, los más valiosos del joyero de las Reinas de España, y el collar de 27 diamantes de la Reina Victoria Eugenia. Uno de los regalos de bodas que Alfonso XIII hizo a su esposa y que está firmado por Ansorena.
Además de las alhajas del joyero real, doña Letizia quiso inmortalizarse para los siglos venideros con su anillo de Coreterno. Lo lleva, muy visible, en el dedo índice de su mano izquierda. Es un símbolo de amor, fe y pasión y tiene grabada una máxima: Amor che tutto move (“El amor todo lo mueve”), cita inspirada en la última frase de La divina comedia, de Dante Alighieri.
El tiempo
Los retratos de los Reyes de España, así como del gobernador saliente, Pablo Hernández de Cos, fueron presentados esta semana en el marco de la exposición La tiranía de Cronos. Una nueva muestra en la que dialogan obras de artistas de diferentes momentos históricos (Francisco de Goya, David Teniers, Isidoro Valcárcel Medina, Mladen Stilinovic, Yto Barrada, Inmaculada Salinas) junto con una selección de objetos y relojes de la colección que se inició en el siglo XVIII para el Banco de San Carlos, predecesor del Banco de España. Se trata de una aproximación a la idea del tiempo y cómo este se ha concebido y representado de diferentes modos a lo largo de la historia.
La muestra estará abierta al público hasta el 29 de marzo de 2025, fecha en la que los retratos de los Reyes de España pasarán a su destino final: el salón del Consejo de Gobierno del Banco de España.
Una elección con mucha historia
La Reina lleva un vestido negro de tul de seda drapeado con escote palabra de honor, del año 1948, y una capa-abrigo de gala en seda rosa, de 1962, que fue expuesta en el Museo Thyssen, de Madrid. Las dos prendas son diseños de Cristóbal Balenciaga y han sido cedidas para la sesión de fotos por la Fundación Antoni de Montpalau. Balenciaga, arquitecto de la alta costura, hizo una gran contribución a la moda del siglo XX ensalzando la silueta femenina, principalmente en negro, y fue el preferido de la Reina Victoria Eugenia, llegando a vestirla para la boda de su nieto don Juan Carlos y doña Sofía, en Atenas.
‘Quiero retratarlos, hoy se lo voy a pedir’ (Leibovitz, 2013)
Leibovitz conoció a don Felipe y doña Letizia en 2013, cuando le entregaron, en Oviedo, el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en reconocimiento a su papel como “una de las fotógrafas más respetadas en Europa y América”. En aquella ceremonia, el entonces heredero al trono destacó de su trabajo la ‘intensidad’ y ‘el sentido estético’ de su obra. “En sus retratos, además de captar la esencia del personaje, lo envuelve en una atmósfera muy especial e inconfundible”. Mientras que la artista manifestó su deseo de fotografiarlos —”Quiero retratar a los príncipes, hoy se lo voy a pedir”—. Los Reyes admiran el trabajo de Leibovitz, pero también la obra de la que fue su pareja, Susan Sontag, periodista, escritora, directora de cine… Una de las mentes más brillantes del siglo XX, fallecida en 2004. Un año después de recibir el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, coincidiendo casi con el anuncio del compromiso de don Felipe y doña Letizia, que vivió aquellos galardones como periodista.
Nacida en Connecticut, Estados Unidos, en 1949, Annie tiene tres hijas y es una de las artistas más talentosas de todos los tiempos. Son cinco décadas de carrera en las que ha retratado a reinas, presidentes, actrices, estrellas del ‘rock’, deportistas… dejando un legado impresionante. John Lennon desnudo y acurrucado junto a Yoko Ono; Michael Jackson; Mick Jagger en albornoz en un ascensor; Demi Moore desnuda y embarazada de siete meses; Whoopi Goldberg en una bañera llena de leche; Michelle Obama; Penélope Cruz con Woody Allen, y hasta a la mismísima Reina Isabel II, en 2007 y en 2016. Una lista interminable de personas fascinantes a la que hay que sumar su trabajo en moda y publicidad y su fotografía documental en diferentes guerras.
Inspirándose en los retratos de los Reyes Juan Carlos y Sofía
Annie Leibovitz se ha inspirado en los grandes maestros de la pintura española, como Velázquez y sus ‘Meninas’, y también en los dos óleos que hacen pareja de los Reyes Juan Carlos y Sofía y fueron encargados por el Banco de España a Carmen Laffón. En ellos, don Juan Carlos se presenta sentado frente a un escritorio, vestido de capitán general, con el Toisón de Oro, y mirando a doña Sofía, retratada en un lienzo aparte, también sentada, con un traje largo claro, joyas personales y un abanico en la mano. Las dos obras se incorporaron en 1983 a la Galería de Retratos del Banco de España. Esta refleja su historia desde su creación, en 1782, por iniciativa del Rey Carlos III, siendo entonces el Banco de San Carlos, y está integrada en el circuito cultural de Madrid desde hace tres años. Los retratos de Felipe VI y doña Letizia fueron encargados en 2023 y se hicieron el 7 de febrero de 2024, en el Palacio Real. En una sesión única que duró unas seis horas. En el equipo de la artista había cinco personas y disparó cientos de fotografías con una cámara digital. Según Yolanda Romero, conservadora del Banco de España, “Annie Leibovitz es muy meticulosa, hizo muchas pruebas y ha elegido hasta los marcos”. Y explicó que se barajaron varios escenarios, incluso en los exteriores del Palacio Real, pero que la fotógrafa quedó impresionada con la sala de Gasparini, en la que finalmente decidió inmortalizar a los Reyes. El trabajo costó 137.000 euros y los derechos de imagen son compartidos entre el Banco de España y Leibovitz.